sábado, 31 de enero de 2009

ABUELOS


Hoy, visitando la página de Florencia, me enteré que había muerto su abuela. Y, aunque el dolor de la pérdida es indescriptible, noté que ese dolor se revestía de infinita ternura y recuerdo respetuoso de quien desde niña le enseñó las pequeñas cosas de la vida. Recordé entonces a mi abuela Adda y sentí en lo profundo la trascendencia del abuelo, ese ser que pierde la responsabilidad de la crianza para dar solo cariño, ese viejo entrañable que se despierta cada día soñando que los nietos lo vendrán a visitar. Vaya un homenaje a éstos viejos queridos, que quienes los tuvimos supumos disfrutar.

1 comentario:

paseoscontintin dijo...

Así es, necesitamos esas personas como apuntalamiento, nos refuerzan, nos sentimos invencibles, nos hacen referencias de un pasado que muchas veces no conocimos,pero que son necesarias para reconocer nuestra identidad.
En el fondo todos "queremos una abuela que nos cuente cuentos en camisón" como canta María Elena Walsh. Lo duro es cuando nos toca a nosotros agarrar la "posta". Un beso para las y los abuelos