sábado, 6 de marzo de 2010

El Médico

El Medico es el profesional que lla­mamos para que confirme el diagnos­tico que previamente nos hemos hecho.
Si coincide con nosotros, nos pre­guntamos porque lo hemos llamado; si no coincide, dudamos de su valor.
Si nos receta, pensamos que es mejor que el organismo se defienda solo. Si no nos receta, pensamos como es que nos va a pasar la enfermedad.
Cuando nos curamos, nos enorgulle­cemos de nuestra naturaleza. Cuando nos empeoramos, maldecimos la torpe­za del médico.
Si el médico es joven, decimos que no puede tener experiencia. Si es viejo, que no debe estar "a la page".
Si sabemos que va al teatro, que no se da tiempo para estudiar. Si no sabe nada de teatro, que es un unilateral, que desconoce la vida.
Si se viste bien, que quiere nuestro dinero para lujos. Si se viste mal, que no trabaja porque no sabe nada.
Si viene varias veces, pensamos que acrecienta las visitas porque quiere aumentar sus honorarios. Si viene dis­cretamente, que abandona al enfermo.
Si nos explica lo que tenemos, que nos quiere sugestionar. Si no nos expli­ca, que no nos considera suficiente­mente inteligentes para entenderlo.
Si nos atiende enseguida, creemos que no tiene clientes. Si nos hace espe­rar, que no tiene método.
Si nos da el diagnostico de inme­diato, que nuestro caso es fácil. Si tarda en dárnoslo, que carece de ojo clínico.
El médico es el máximo pretexto de nuestra disconformidad.
Piolín de Macramé 1957 (Seudónimo del Dr. Florencio Escardó)